martes, marzo 30, 2010

DIA 6: Tarde en Uquía

Me desperté con una alergia que me acompañó durante medio día. Apenas nos levantamos y vimos el termo lleno de café que había dejado Olga en la cocina, fuimos a comprar la cena de esa noche y el desayuno: leche, pan y manteca. Después de desayunar, emprendimos camino a la excursión de Peña Blanca. Imposible parar de estornudar, tenía la nariz como un tomate al llegar al pie de la peña. Un perro peludo que nos siguió desde el puente, nos hizo de guía. Subimos a la Peña, tomamos una merienda de bananas y agua, que compartimos con el perro (además de darle también unos biscochos que nos habían quedado del día anterior) en premio por su esfuerzo y por el calor que hacía, pobrecito. A pesar de la vista increíble que se tiene de Humahuaca desde allá, no estuvimos mucho tiempo porque el sol estaba insoportable y el calor nos estaba asando el cerebro.
Almorzamos el revuelto de papa, huevo y salchicha en el hostal e hicimos una breve siesta. Antes de las 3 de la tarde nos fuimos a averiguar cómo podíamos visitar el pueblo de Uquía (a 10 km de Humahuaca). Salían camionetas de la terminal pero finalmente pagamos un pasaje (o fracción de pasaje, mejor dicho). En 10 minutos estábamos bajando en Uquía. No demoramos más de 1 hora y media en recorrer todo el pueblito, mirar las artesanías en los dos puestitos de feria, y entrar en su iglesia. La iglesia fue lo más lindo, es pequeña y simple pero alberga un hermosísimo altar tallado en madera y con una cubierta dorada e impresionantes pinturas cuzqueñas de la época colonial, restauradas: los Arcángeles Arcabuceros.
Al regreso agarramos justo un colectivo que nos dejaba en Humahuaca y apenas llegamos fuimos a tomar un café con leche con biscochos, manteca y mermelada en el cafecito “Ser Andino”. Volvimos al hostal y nos fuimos al patio a jugar a las cartas. Olga estaba con la puerta de su casa abierta (vive ahí, pero en un departamentito separado del resto de los lugares comunes) y puso música de nuestro queridísimo Ricardo Vilca (importante músico humahuaqueño que tuve la oportunidad de conocer personalmente meses antes de su muerte en 2007…). Le preguntamos por él, si lo conocía… y comenzó a contarnos montones de cosas sobre él, cuando era chico, cuando empezó a enseñar música, cuando iba a su casa a enseñarle al marido de Olga a tocar la guitarra, etc. Nos compartió sus hermosos recuerdos sobre una gran persona, humilde, inteligente y excelente músico… Salimos a comprar un vino para la cena y a llamar a nuestros familiares. A la vuelta cocinamos unos fideos con crema y pollo. Nos quedamos hablando bastante con un viajero francés y con una pareja de porteños como nosotros. Un poco más tarde nos fuimos a preparar las cosas para el día siguiente y a dormir.

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