jueves, septiembre 19, 2013

MAIMARA - Martes 16/8

De compras en Humahuaca

A pesar del sueño, nos levantamos temprano para terminar de acomodar nuestras cosas, desayunar, pagarle a Neli e irnos. Cuando llegamos a la mesa del desayuno se había cortado la luz, pero por suerte volvió enseguida. Nos despedimos de Neli, le agradecimos mucho su calidez y atención, nos prometimos seguir en contacto y salimos a tomar un taxi a Tilcara por última vez.

Llegamos a la terminal apenas pasadas las 11 y justo a tiempo para tomar el micro que estaba llegando. Antes del mediodía estábamos pisando nuestra bonita y querida Humahuaca. Caminamos hasta el hostal La Churita (Buenos Aires 456, http://posadalachurita.webege.com/), donde tuvimos la suerte de conseguir la habitación con cama matrimonial, como el año anterior.

Así nomás, acomodamos nuestras cosas y salimos a dar una vuelta antes del almuerzo, pasando por la municipalidad, la plaza, y la estación. Comimos en el restaurant Pinocho, en la misma cuadra de La Churita. ¡Se come muy rico y por muy buen precio! Yo elegí un lomito Humahuaca (con papas fritas, queso de cabra, huevo frito, arvejas y tomate), mi marido una costeleta de llama con papas fritas. Después de comer, subimos al monumento (de algún modo había que bajar ese banquete bestial) y al bajar por las escalinatas fuimos preguntando algunos precios de cosas. En un puesto de instrumentos musicales, compramos un siku con notas sostenidas, una quena de caña (más apta para mis dedos flacos) y unos libritos para aprender a tocar nuestros nuevos instrumentos.

Volvimos al hostal para descansar un ratito, y más tarde salimos nuevamente a comprar los regalitos o recuerdos de rigor. Pasamos casi toda la tarde afuera, volvimos al hostal a dejar las cosas y ducharnos, previamente pasando por un café a tomar algo calentito. Pronto se hizo la hora de cenar y salimos en busca de un lugar. Comimos en un lindo y aparentemente viejo restaurant, El Portillo. Nos pedimos el menú del día: empanada, guiso de quinoa y panqueque con dulce de leche de postre. Lo acompañamos con una jarrita de vino de la casa. Comimos bien y todo estaba muy rico.


Volvimos a dormir, pero los dos sufrimos un poco de insomnio, ¡tal vez debido a tanta comida! A mí se me dormían un poco las extremidades y tuve que cambiar de cama… Finalmente caí rendida de sueño alrededor de las 5 de la madrugada.

MAIMARA - Lunes 15/8

El Toreo de la Vincha

Nos levantamos cerca de las 6. No me sienta madrugar... Sentí la presión muy baja y apenas pude desayunar con un mate de coca y comí poco y nada para no tener el estómago vacío. A eso de las 7 ya estábamos en la calle, en plena oscuridad y algo de frío, subiendo a un taxi hacia Tilcara. Llegamos a la terminal de ómnibus con la luz del sol, y esperamos un rato por el Panamericano hacia Abra Pampa, a ver el famoso Toreo de la Vincha.

Como es un evento multitudinario en la Quebrada, los micros estaban abarrotados de gente y tuvimos que viajar de pie el trayecto de una hora hasta Humahuaca, donde tuvimos mucha suerte y pudimos sentarnos. Dos horas más tarde bajamos en Abra Pampa y mi marido divisó en microsegundos un micro que iba a Casabindo ($14 c/u). Fue un gol desde mitad de cancha, pues ya casi no había lugar y si esperábamos otros micros, podíamos estar como una hora más ahí. Disfrutamos de un viaje bellísimo, conociendo la Puna por primera vez. En el camino pudimos ver muchas llamas y algunas vicuñas en estado salvaje. El paisaje es muy árido y casi todo llano, pero de una belleza inexplicable e infinita.

Nota: Mucho cuidado con las patinadas quienes van en sus propios vehículos, ya que el camino, si bien es mayormente de ripio, tiene áreas en las que hay mucha arena. Lamentablemente, casi todos los años hay algún accidente por este tema, y suele tratarse de turistas que desconocen las características del camino.

Luego de una hora y media más de viaje, ¡finalmente llegamos al lugar del evento! Casabindo es simplemente un puñado de casas, un cerrito al fondo, una iglesia centenaria y su colonial plaza de arena enfrentándola. Adelante del pueblito ya había muchos micros, camionetas y autos estacionados, y montones de gente, puestos de comida (tamales, humitas, empanadas, asado de cordero, choripan) y otros de artesanías. Como teníamos que ir a buscar un buen lugar para ver el espectáculo, dimos una vuelta muy breve, no sin antes comprar el almuerzo: dos choripanes y media docena de empanadas con una gaseosa. Fuimos hasta la última de las gradas, la que enfrentaba la plaza. Allí compramos nuestras localidades por $15 cada uno y almorzamos sentaditos bajo el sol y un cielo inmensamente azul que parecía estar pegado a nuestras coronillas… 

Mientras tanto, en la iglesia terminaba la misa y sacaban a la Virgen de la Asunción en procesión alrededor de toda la plaza. La precedían los sikuris, las cuarteadoras disputándose sus pedazos de cordero, niños disfrazados de caballos y toros, y unos personajes que danzan pidiendo por la lluvia adornados con plumas de ñandú y cascabeles, a los cuales se conoce con el nombre de Samilantes. Todos ellos eran seguidos por más personas cargando otras imágenes de Jesús, otros santos o advocaciones de la Virgen. Pero ella, la de la Asunción era la más hermosa y vistosa, decorada con flores coloridas, cintas celestes y blancas, banderas argentinas, un precioso vestido blanco y manto celeste, todo bordado en dorado, una corona plateada y una negra cascada de pelo natural súper peinado… Yo no soy religiosa, pero debo decir que era una imagen de una belleza impactante.

Una vez terminada la procesión, llevaron a la Virgen al altar nuevamente, mientras comenzaba el espectáculo. Una pareja bailó unas zambas y un gato, Yayo Burgos tocaba el bandoneón (y para variar, no parecía tener ningún apuro en irse del escenario o soltar el micrófono), una banda local de chicos hicieron su música, y al ratito despejaron la plaza y comenzó el toreo.

Vale aclarar, ante todo, que este es el único espectáculo taurino de la Argentina y en él no se daña de ninguna manera al animal. El objetivo del toreo es simplemente un juego: quitarle al toro de entre las astas, una vincha con monedas de plata, que luego ofrendará a la Virgen el que lo logre. El torero no puede tomarse de las astas del animal ni hacer ninguna otra maniobra que pueda hacerle daño o provocarle dolor. Sí, es un espectáculo en el que hay un animal y se juega con él... No es lo ideal, claro... Pero tampoco es de lo peor que hay y los dueños de los toros ceden sus animales para el evento con entusiasmo.

El primer toro de la jornada se llamaba Picasso, un animal joven y algo asustado, al que logró cansar un torero salteño para que otro torero luego lograra sacarle fácilmente la vincha más tarde. El segundo toro fue Coquena, bastante bravo al principio y aunque no pudieron sacarle la vincha, los organizadores pidieron cambio de toro porque se lo notaba muy cansado y el pobre se había arrinconado solo y ya no quería correr. El tercero – y último que vimos nosotros – fue el bravísimo Chapulín, un torazo colorado que muy pronto se convirtió en el favorito de la gente, ya que fue muy difícil sacarle la vincha y estuvo largo tiempo revoleando toreros por toda la plaza.

Para ese entonces, faltarían unos tres toros más, pero no queríamos llegar muy tarde al hospedaje porque el viaje era largo, así que a eso de las 16 nos fuimos a buscar un micro que saliera hacia Abra Pampa. Viajamos en el mismo micro que de ida, por $14 cada uno. En Abra Pampa también encontramos un Panamericano que nos devolvía a Tilcara, pero tardó una media hora en partir.


A eso de las 20 llegamos a Tilcara, compramos algunas artesanías, unas tortillas, y tomamos un taxi a Maimará. Agotados y llenos de tierra, llegamos al hospedaje. Le contamos un poco a Neli sobre la experiencia, nos fuimos a dar una ducha y cenamos en el restaurant de ahí. Pasadas las 22 llegó la hija de Neli, Mónica, a quien habíamos conocido unos días atrás y que también había ido a Casabindo (aunque no nos vimos allá). Compartimos otro poco de charla con ella también, hasta que terminamos la cena. Esa noche era nuestra última noche en Maimará, así que preparamos nuestro equipaje y nos acostamos tarde…

MAIMARA - Domingo 14/8

Caseros por un día

Desayunamos alrededor de las 9 y nos acercamos hasta la comisaría de Maimará, a la vuelta de la plaza, para declarar nuestra ubicación geográfica en el día de las votaciones. Había poca gente pero de todas formas tuvimos que esperar un rato larguísimo, ya que se había roto la impresora, y todos los oficiales presentes intentaban una y otra vez hacerla funcionar. Finalmente nos hicieron pasar a otra salita, donde sí pudieron imprimir y entregarnos nuestras constancias selladas justificando el voto no emitido. 

Ya cumplida nuestra obligación legal, en el hospedaje esperamos unos minutos por la limpieza de nuestro cuarto y preparamos una mochila. Nos despedimos de Neli, que se iba a San Salvador de Jujuy con toda la familia y partimos hacia Tilcara en taxi, para allí tratar de comprar pasajes para el Toreo de la Vincha en Casabindo, que tenía lugar al día siguiente. Tuvimos mucha suerte y en la terminal compramos dos pasajes en el Panamericano ($27 c/u). Después de caminar un rato por Tilcara, disfrutando del sol inmenso en el cielo, almorzamos unas milanesas de llama en la Peña de Carlitos ($65 todo el almuerzo). Intentamos dar un vistazo a la feria de la plaza, pero hacía tanto calor que muy pronto fuimos a buscar un taxi que nos dejara de nuevo en Maimará.

Volvimos a la Casa del Tata... ¡El hospedaje era nuestro por un día! Neli nos había dejado a cargo ya que éramos los únicos hospedados y nadie más podía quedarse. Nos había dado las llaves de nuestra habitación, la de la puerta de calle… ¡y libre uso de la cocina! Todo un honor y una responsabilidad... 

Dormimos un rato de siesta, y después de una ducha y algo de TV, nos pusimos a cocinar en nuestra nueva y gigante cocina. Cenamos unas milanesas de quesillo con tomate, huevo frito y unas empanadas. Rompimos un plato, ¡pero comimos súper! Más tarde le escribimos una notita a Neli con lo del plato y el detalle de lo que habíamos consumido, y se la pasamos por debajo de la puerta de su oficina. Jugamos un rato a las cartas, limpiamos la cocina y nos fuimos a dormir temprano, ya que al día siguiente teníamos que madrugar. 

viernes, septiembre 13, 2013

MAIMARA - Sábado 13/8

Museo Arqueológico de Tilcara

Nos levantamos tipo 9.30, desayunamos y partimos en búsqueda de un taxi a Tilcara. Justo al llegar a la plaza conseguimos uno. Minutos después, estábamos paseando por allí. 
Como teníamos el ticket del Pucará que también nos servía como pase al Museo Arqueológico de Tilcara, lo aprovechamos. Al principio pensamos que sería un poco aburrido, pero lo cierto es que estuvo muy bueno e interesante. Es un museo súper completo. Vimos toneladas de objetos encontrados en las excavaciones de toda la zona de la Quebrada, y también de otras zonas cercanas… Desde más o menos 10.000 a.C. hasta el período incaico previo a la ocupación española.

Para quienes quieran saber un poco más sobre el museo, aquí dejo unos links:
http://www.tilcarajujuy.com.ar/museos/arqueologico/historia.htm
http://www.viajoporargentina.com/jujuy/purmamarca/el_museo_arqueologico_esp.htm
http://tilcara.filo.uba.ar/?page_id=118

Terminamos el recorrido leyendo sobre el Malón de la Paz, en la última sala, anterior a la biblioteca del Museo. Impresionantemente idéntico a lo que los pueblos originarios siguen viviendo ahora… Muy triste… El corazón se nos encogió al leer los afiches sobre todo lo sucedido, si bien conocíamos la historia, no sabíamos tanto detalle.
Sobre el Malón de la Paz:

En la biblioteca compramos un libro que resume el material cultural de la Quebrada de Humahuaca, sus objetos y pinturas de cada período. Al salir del museo, preguntamos en una librería que quedaba a dos cuadras, por algún otro libro de ese estilo. Tenían las obras completas de Kusch, pero en la edición grande y estaba demasiado para nuestro presupuesto de viaje… Así que, sin hacer más cuentas para no ponernos tristes, nos fuimos a almorzar. Comimos en la Pizzería El Gordo, frente al Mercado de Tilcara, una espectacular pizza, por supuesto. (todo $50)

Salimos a caminar un poco por Tilcara, dimos una vuelta por la plaza, fuimos hasta la iglesia, volvimos a la plaza, donde compramos un dvd de Jujuy y un compilado de sayas bolivianas. Le dimos un paquete de galletitas y un poco de agua a una perrita negra muy simpática, que sabía ganarse el pan dando su patita a quien se lo pidiera.


Pensábamos ir a tomar unos mates bajo el puente hacia el Pucará, por eso compramos en la calle unas tortillas rellenas de jamón y queso, pero hacía algo de frío y soplaba mucho viento, así que finalmente nos sentamos en una plazoleta un ratito a descansar y minutos después partimos de regreso a Maimará en taxi compartido. Pasamos un momento por nuestro hospedaje y luego fuimos a la plaza a tomar los mates pendientes y comer las tortillas. Compartimos nuestra merienda con un perro viejo y flaco de la plaza. Poco antes de que empezara a bajar el sol, volvimos a lo de Neli. Después de un ratito de TV, terminamos nuestro día lavando unas remeras en la pileta del patio y Neli nos dejó colgarlas en una soga, mientras ella hacía su jardinería.