martes, julio 18, 2006

Permiso, por favor! Perdón! Gracias!

Si usted es de aquellos que utilizamos diariamente el transporte público, casi seguramente se sentirá identificado con lo que leerá a continuación. Lisa y llanamente, se trata de un breve comentario acerca de mis propias experiencias y algunas otras compiladas de generosos colaboradores.
Este tipo de vivencias -nada sanas, por cierto- pueden comenzar a manifestarse a una edad muy temprana o incluso cuando hemos llegado a una madurez suficiente como para empezar a analizarlo. De cualquier modo, el caso es que cualquier día uno puede despertar alrededor de las 7 a.m. y rutinariamente tomarse un colectivo... o estoicamente enfrentar problemas técnicos, una inesperada suba de peso, o tiempo de sobra y decidir: "Hoy, dejo el auto en la cochera!" (Bieen! Valiente...). En resumen, la odisea tiene origen en ese tipo de decisiones que, aunque debidamente razonadas, nunca son suficientemente satisfactorias y suelen derivar de necesidades que escapan a nuestras posibilidades reales.