lunes, julio 11, 2011

Nuestra visita a Colonia Ituzaingo (Formosa)



Sábado 08/01/11

Sergio y yo, nos encontramos en Retiro con Maru, listos para subirnos al micro que nos llevaría hasta la ciudad de Formosa.

Fue un viaje agotador, de más de 16 horas, en las cuales tuvimos mil demoras esperando gente en distintas terminales de la provincia de Buenos Aires. El micro (de la empresa Itatí) estaba bastante descuidado, sucio y no todos los asientos podían reclinarse. Por suerte, pudimos dormir bastante.


Domingo 09/01/11

En medio de un calor agobiante, llegamos a Formosa e inmediatamente buscamos un hospedaje económico para dormir esa noche. Encontramos uno relativamente cerca de la terminal y reservamos dos habitaciones triples con baño privado, ya que esa noche llegaban los otros chicos, las Merys y Fede, que viajaban en camión con Mauro, el chofer. Era una casita familiar con unas 4 o 5 habitaciones, con horno para cocinar y aire acondicionado en cada habitación. Nos dimos una renovadora ducha y salimos a pasear por la ciudad y encontrar dónde comer. Caminamos unas 30 cuadras, compramos pan y fiambre para hacer sandwiches y nos fuimos a sentar al boulevar, donde un perro simpático nos hizo compañía, le convidamos algo de comida pero parecía que no tenía hambre.

Más tarde volvimos a salir para el mismo lugar. En una carnicería que estaba cerrada, nos saludó un gatito bebé que se trepaba a la reja desesperado por mimos. Compramos comida para cocinar esa noche, cuando llegaran los chicos y volvimos al hospedaje.

Descansamos un poco y por tercera vez en el día, salimos a caminar, esta vez caminamos un poco más, llegamos a las plazas principales, feria artesanal y la costanera. Había mucha gente paseando.

Al volver al hospedaje nos comunicamos con los chicos, que todavía les faltaba un buen trecho, y después de un rato de descansar, nos pusimos a hacer unas pizzas y poner una mesita en la vereda para comer después.

Los chicos llegaron finalmente, tarde, con hambre, sueño y pasados de cansancio, después de las 24 horas de viaje en camión. Cenamos mientras nos contaban el viaje, comimos chocolate de postre y al fin, a dormir con el aire acondicionado.


Lunes 10/01/11

Nos levantamos bien temprano, porque teníamos que encontrarnos con Mauro en la salida de la ciudad, quien nos alcanzaría hasta el punto en que Ramona, la directora de la escuela de Colonia Ituzaingó, nos levantaría con cajas y equipaje para llevarnos al Centro de Salud.

A eso de las 10 de la mañana llegamos a Colonia Ituzaingó, descargamos las cajas en el Centro de Salud, y nos dispusimos a abrir las dos viviendas (una es el Centro de Salud propiamente dicho y la otra, la casa para la enfermera o el médico), cerrar todas las ventanas y desinsectizarlas con Deltafog. El producto requería 2 horas de todo cerrado y luego 2 horas más ventilando.

Según el estado de las casas (en especial de la cocina y el baño), elegimos el Centro de Salud como nuestro nuevo hogar. Mientras esperábamos las horas del veneno, fuimos a ver el patio trasero y los pozos de agua, también echamos otro insecticida, X-Fin, en la parte de afuera de las viviendas, para intentar eliminar al menos algunos centenares de hormigas. En el medio de nuestra actividad y espera, nos vino a buscar Ramona para invitarnos a almorzar en la escuela, que funciona todo el año como comedor para los chicos que lo necesiten.

A la vuelta, todavía faltaban un par de horas para poder entrar a nuestra casa y ponerla habitable. Mientras tanto, nos dedicamos a limpiar los patios internos para poder acomodar nuestras cosas.

Una vez que pudimos entrar, comenzamos a limpiar el Centro de Salud de punta a punta y los muebles que había ahí, sacando agua del pozo con un balde (agua no potable, ya que habían estado destapados por mucho tiempo), y haciendo algún recreo para tomar mate y gaseosas o jugar al carnaval para refrescarnos, con unas pistolitas de agua que Fede había traído.

En un momento, descubrimos que nos habían invadido el jardín (o pastizal, mejor dicho) un montón de chivos! Se fueron después de un rato. Poco antes de las 7 de la tarde, se largó a llover con toda, y hubo que acomodar rápidamente las cajas y mochilas que teníamos afuera, en los patios internos. Aprovechamos también el agua de lluvia para enjuagar algunos muebles que quedaban, e incluso las Merys se lavaron la cabeza bajo uno de los chorros de agua que caían del techo.

Después de instalarnos, e improvisar un mosquitero con tul y cinta en la ventana, nos dormimos pasada la medianoche, con las chicharras golpeándose contra las ventanas.


Martes 11/01/11

Día de jardinería y plomería. De a poco fuimos desmalezando y poniendo prolija la entrada, limpiamos la vereda lo más posible. También vinieron unos chicos con unos machetes, que tiraron abajo 2 plantas de atrás que bloqueaban los pasos.
 
Pili, un señor que tenía una motoguadaña se ofreció a cortar el pasto del frente, junto con un grupito que trabajaba con él.

Después de enterarnos que la manguera negra que salía de la tierra traía agua potable, intentamos subirla al tanque de agua del techo, usando unos caños de pvc que habíamos sacado del fondo, bolsas de plástico y cinta aisladora. Finalmente, después de pasar lindo calor en el techo de chapa, las Merys lo lograron. También intentamos arreglar las canillas del baño, pero con eso no tuvimos tanta suerte… El bidet parecía una fuente de una plaza, hubo que llenarlo de tapones, y al último que se bañó ese día le salió volando el tapón de sidra que habíamos usado para el agujero de la ducha.

Ese día, a las 18, hubo misa en la capilla y nos invitaron. Mery fue en representación de todos, mientras seguíamos trabajando, y en la ceremonia nos dieron la bienvenida y agradecieron que estuviéramos ahí.

Mery y yo pasamos por lo de Roberta, a compartir unos tererés, conocer todas las plantas que tenía al fondo y ver las ropitas que había hecho últimamente. También nos llevamos unos gajitos de una planta muy linda, para intentar hacer unos plantines en el Centro de Salud. Y eso fue lo que hicimos, apenas volvimos.


Miércoles 12/01/11

Hizo muchísimo calor durante todo el día, al mediodía sacamos el ventilador al patio, mientras comíamos. Limpiamos la habitación que nos faltaba del Centro de Salud y también la vivienda. Sacamos toneladas de basura, nidos con larvas secas de vaya uno a saber qué y mil cosas viejas que no servían para nada.

El equipo motorizado volvió ese día, los invitamos a almorzar, no comieron nada pero sí tomaron algo y Pili se quedó con nosotros un buen rato. Cuando se fue nos quedamos prácticamente tirados en el mismo lugar. Era tal el calor que sólo podíamos quedarnos a la sombra y quietos. Hubo que descansar bastante hasta que bajara un poco el sol.

Tuvimos a los pollos de Mimí (del almacén de enfrente) de infiltrados en la vivienda. Hicimos un locutorio móvil, colgando un balde del techo de un patio, para que los celulares quedaran suspendidos donde había algo de señal.

También nos dedicamos a sacar todas las baldosas rotas de la vereda y limpiarla de pasto (había 2 líneas de baldosas totalmente tapadas por el pasto crecido sobre ellas).

Además de empezar a cortar el pasto del fondo y sacar los troncos que quedaban de las plantas macheteadas, el equipo de la motoguadaña, prendió un fogón a la tarde para quemar la basura. Mientras se quemaba todo, tomábamos unos frescos tererés con ellos, al son de las frenéticas chicharras.


Jueves 13/01/11

Sergio se animó con la garrafa de la cocina y logró que tuviéramos gas en el anafe para poder cocinar! Ese mediodía pudimos calentarnos los rejuntes que veníamos acumulando de las comidas de Ramona.

A la tarde continuamos sacando maleza, sobre todo de la parte de atrás, de donde también sacamos unos cuantos ladrillos enteros que luego usamos para hacer un nuevo piso, en el barrizal que nos había quedado en la entrada.



Viernes 14/01/11

Amaneció un día de calor infernal… sin exagerar. Los chicos habían organizado para ir a una fiesta que se organizaba en un pueblo vecino, en el camión con Mimí. Sergio y yo nos quedamos, pues yo tenía la presión por el suelo, o más abajo. Después de pasar horas tirados en los colchones con el ventilador apuntándonos, de repente, nos quedamos sin ventilador! Se había cortado la luz! L El cielo estaba negro, muy negro… y poco después del mediodía, se largó a llover. Diluvió un buen rato, y hasta granizó!

Más tarde, cuando ya el cielo se despejaba, salimos a dar una vuelta, nos embarramos bastante y al ratito de volver, nos visitó Pato, que traía unos panes caseros y un termo con agua caliente para tomar unos amargos con nosotros. J Con él salimos nuevamente y fuimos hasta el puente desvencijado y todo roto. Un peligro. Volvimos al centro a seguir tomando mates y llegaron los chicos de la fiesta… convertidos en una fiesta de barro hasta las rodillas! Por lo menos se habían divertido! Esa noche, comimos una picadita en la cocina, más tarde vinieron los de siempre a compartir unas cervezas y un poco de música.


Sábado 15/01/11

Nuestro último día en Formosa… Sergio y yo volvíamos a Buenos Aires. Fuimos a almorzar a lo de Ramona, y su marido nos alcanzó después hasta Laishi, con unos riquísimos sandwiches de milanesa que Ramona nos había preparado para el micro.

En Laishi nos tomamos un remis, tuvimos que esperar un rato sentados en sillas en la vereda, pues el chofer estaba terminando su siesta. Levantamos por el camino una pareja más y finalmente nos pusimos en camino a Formosa capital.

Otro micro de la misma cochina empresa nos aguardaba, donde hasta pasar todo chaco no funcionó el aire acondicionado, así como también otras 17 horas aproximadas de viaje a la gran ciudad.