lunes, enero 29, 2007

15 DE ENERO - DIA 10



MAÑANA EN PURMAMARCA

Nos levantamos temprano para disfrutar nuestros últimos momentos en este pueblo. Los chicos se quedaban una vez más. Las chicas salimos para el Cerro. Fuimos por la parte del cementerio, a un costadito del camino al cerro, muy pintoresco realmente, con flores de papel de mil colores distintos, brillando al sol. El camino se llama Paseo de los Colorados, precisamente porque ese es el color que más predomina en las piedras del paisaje, y va recorriendo parte del cerro y sus alrededores. Hermoso! Una caminata descansada, con sol y viento fresco. Mi amiga y yo bajamos del cerro al pueblo por otro lado en vez de seguir subiendo. En la bajada nos encontramos con un corral de cabritas y nos sacamos fotos, hasta que una de ellas se ve que o no le gustó el ángulo de la cámara, o se dio cuenta de nuestro talento fotográfico, porque se adelantó y quiso acercarse a nosotras... que, como no nos gusta la popularidad, salimos corriendo.
De vuelta, nos despedimos de los chicos, pues posiblemente no nos cruzaríamos más durante el viaje, y agarramos nuestro equipaje para ir a esperar el micro a Humahuaca, nuestro siguiente destino. Volvimos a almorzar lomitos completos con "salchi-papas" ahí en las carpas.
El viaje se alargó porque hizo paradas en Maimará, en Tilcara y en Uquía.

HUMAHUACA

Para variar, el micro nos deja y entramos a boyar buscando hospedaje, pero estaba complicada la cosa... Los que teníamos más cerca estaban todos repletos. Los campings también rebosaban de gente o eran muy caros para lo que ofrecían. Seguimos caminando, encontramos la plaza y enfilamos para el otro lado de la ciudad a ver si teníamos más suerte. A mitad de la plaza nos para una nenita que nos ofreció una casa de familia para quedarnos. La seguimos... No era demasiado lejos pero sí incómodo, quedaba en la parte de más arriba, en los suburbios... o serán "arriburbios"?? Igual... cansadora, la subidita.
Una vez que teníamos techo, no nos importó más nada. Dejamos todas nuestras cosas y salimos a pasear. Recorrimos la feria de las escalinatas y algunos locales más del centro. Nos compramos de todo un poco... como para ir calentando las billeteras!
Un chico que vivía en la casa en la que nos alojábamos nos sugirió que fuéramos a sacar entradas para un concurso de baile, 4° Concurso de Saya, entre Bolivia y Jujuy. Así hicimos ($5), aunque no sabíamos bien qué era lo que íbamos a ver. Empezaba a lloviznar! Raro, no?
Callejeamos un poco más, buscando un lugar donde tomar el té, con medialunas. De los pocos que había abiertos, entramos a varios, pero los precios no nos convencían. En uno preguntamos si había medialunas y la chica del mostrador, en un porteño perfecto, nos dice que no, que en Humahuaca no había medialunas porque "es una masa que no se banca este clima". Casi nos morimos de risa en su cara... en todos los demás lugares de Humahuaca sí había medialunas!!! Porteños chamuyeros... De todos modos, y a pesar de la mentira, nos quedamos ahí para no seguir dando vueltas (llovía más fuerte y empezaba a hacer frío). Me tomé un té con tostadas y probé el dulce de cayote. Riquísimo!
Hicimos un ratito de tiempo y ya fuimos para el concurso. Menos mal, porque conseguimos buenos lugares en las gradas. Empezó media hora más tarde de lo previsto, porque se había largado el diluvio universal afuera y los grupos de baile todavía estaban en camino, en especial aquellos de Bolivia. Para cuando empezó, yo ya tenía hambre y un poco de sueño... Pero lo que vimos nos impactó tanto que nos despabilamos bastante. El show en sí era largo y a la mitad tuvimos que salir dos a ver si encontrábamos algo abierto para comer algo. Algo encontramos... una vieja vendía golosinas y otras cosas saladas todo en un carrito, bajo un paraguas en medio del diluvio. Le compramos de todo, que obviamente no nos alcanzó pero nos entretuvo el estómago. Igual, no hubo más cena que ésa.
Lamentablemente, nos fuimos antes de que terminara el concurso porque ya nos caíamos del sueño... Al salir todavía llovía bastante, por supuesto, y había ríos en la calle. Subimos río arriba hasta nuestro hogar, en el que nos esperaba un patio completamente inundado de 2 cm de agua, por lo menos. Conocimos a nuestros compañeros de casa, dos chicas y dos chicos, charlamos segundos con ellos, que estaban comiendo algo ahí en el patio lleno de agua. Luego, nos tropezamos con la cama y caímos dormidas.

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