domingo, enero 28, 2007

11 DE ENERO - DIA 6

LAS 7 CASCADAS

Nos levantamos y desarmamos todo. Dejamos todas nuestras cosas en una pieza de la administración del camping. Fuimos al centro a comprar los pasajes para Salta capital, también compramos fruta y esperamos dos remises para ir hasta las cascadas, ahí cerca, todas las chicas y dos de los chicos.
Llegamos y conseguimos un guía dispuesto a llevarnos hasta las dos primeras cascadas (las accesibles al público en general). Nuestro guía era un capo. A medida que íbamos subiendo, él nos indicaba exactamente en dónde ir colocando ambos pies y manos... Por eso fuimos aumentando la "colaboración a voluntad" que debíamos darle al final de la excursión. La subida fue difícil por el sol y por algunas piedras y pasos de arroyo, casi perdemos a uno de los chicos que se adelantó y siguió solo un rato... Pero fue muy divertido!
Los chicos se animaron, bajaron por entre las piedras hasta la primera cascada, mientras nosotras los mirábamos desde arriba. Todavía estoy arrepintiéndome de no haberlos seguido.
Continuamos todos hasta la segunda, en la que también uno podía meterse en el agua y debajo de la cascada. Sin embargo, lo más divertido era hacerlo desde atrás del agua que caía... Primero había que pasar por una minúscula entrada a la cueva, gateando, hasta llegar a su interior. Desde allí, una vez de pie, sólo era tirarse de cabeza desde el borde de una piedra y pasar por debajo de la cortina de agua para salir nuevamente al exterior. Tres de nosotras las chicas nos animamos esta vez y borramos el calor de la subida con el chapuzón congelado... Quedé última en la cueva pero no lo dudé, a pesar de que no sabía si me iba a dar la cabeza contra la piedra o salir bien. Abrí los ojos bajo el agua helada y busqué el color marrón más clarito que me indicaba la luz. Perfecto! Fue increíble...
La bajada fue mucho más relajada, aunque se nos notaba el cansancio encima. Por suerte, el sol iba tapándose con algunas nubes.
Al llegar al camping, mi amiga y yo hicimos uso de las comodidades del lugar y nos metimos unos segundos en la pileta. Luego volvimos con los chicos, juntamos nuestras cosas y partimos a la terminal. Tomamos el micro. Pasamos por la Quebrada de las Conchas y les mostramos a los chicos lo que habíamos visto nosotras. Esta vez pude ver otra figura de piedra tallada por la erosión, que llaman El Monje... de pie, en oración, según lo vi desde la ventanilla.

SALTA

Después de 4 horas de viaje y sueños varios, llegamos a la capital de la provincia. hermosa, como todos dicen, pero una ciudad al fin... Tan grande y tan distinta a lo que veníamos viendo, que nos chocó un poco ver tanta gente, autos, semáforos y colectivos.
Las tres compañeras de viaje originales teníamos alojamiento en lo de una conocida de mi familia, que nos recibió más que amablemente en su casa, y que terminamos por adoptar como tía. El resto de nuestros recientes amigos y amigas consiguieron por suerte un hostel en el centro de la ciudad. Había llovido mucho y los campings habían evacuado su gente hacia todos lados, todo estaba complicado para dormir, además de que era bastante tarde ya... Nosotras seguimos las indicaciones y nos tomamos el colectivo para ir al campo (yendo a Campo Quijano) donde quedaba nuestro nuevo hogar.
Después de picar algo y de unas horitas de charla con la tía, una ducha caliente y a dormir, en camas de plaza y media... Eran las 4.00 a.m., pero qué felicidad! La tranquilidad del campo aplacaba la locura urbana que no queríamos ver tanto.

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