Grande y majestuosa... Así era al llegar a casa.

Nueva compañera para la pequeña Haiku y para mí... Una bella presencia más en mi humilde hogar. Así se ve ahora, con sus 7 flores abiertas y radiantes!

No pudimos hacer la excursión de 3 días en la que se recorre la mayor parte del salar, pero lo que vimos de todos modos nos impresionó. Paramos primero a ver dos pequeños museos de sal, con artesanías y puestos de feria afuera. Volvimos a subir a la camioneta, ya entrando más, y luego paramos al lado del Hotel de Sal, a almorzar. Un rico arroz con vegetales y pollo, aunque poco abundante para los que éramos. Recorrí lo más que pude, con los ojos detrás de los anteojos de sol para poder ver, con sandalias para no lastimarme los pies con los cristales que se habían formado. Había llovido hacía muy poquito y el salar era casi todo completamente agua.
Empezamos a pegar la vuelta un par de horas después de comer, y viajamos en el techo de la camioneta, para disfrutar más la vista. Fue excelente. Al llegar nuevamente a Uyuni, ya no teníamos demasiado que hacer. Mi hermana y yo nos lavamos los pies en palanganas en la terraza del hostel y salimos para ir a comer algo. El almuerzo nos había llenado sólo el agujero de las muelas. Paseamos por la ciudad, sacamos pasajes para Tupiza la mañana siguiente a las 6, un poco de llamados, Internet y volvimos a comer, esta vez, para la hora de la cena. A dormir temprano… había que madrugar!
Me despierto. Se me seca la garganta y no puedo respirar. Esa fue la única razón por la cual me levanté temprano y no dormí hasta el mediodía. Miento. La otra razón era porque quería ver si podíamos hacer la excursión al Salar ese mismo día. Lamentablemente no fue posible, porque necesitábamos ser 7 personas para que la 4x4 saliera, y nos faltó quórum… y tampoco desayunar en el hostel, ya que teníamos que avisar la noche anterior para que lo prepararan.
Salimos a comprar galletitas y agua para unos mates de desayuno. Luego a pasear por Uyuni. En el camino nos volvimos a encontrar con unos chicos del tren, que buscaban hacer también la excursión al Salar. Coordinamos con ellos para el día siguiente y los confirmamos en la agencia. Todos juntos fuimos a almorzar a un restaurant que pronto se nos convertiría en hábito… Los spaghetti cuatro quesos estaban muy buenos.A la tardecita, después de una mini siesta, caminamos todo Uyuni hasta el cementerio, enclavado en un paraje totalmente desolado, donde parecía terminar el paisaje como un escenario de una película. Al volver al hostel, sentí que había caminado extensos kilómetros y no sólo un par… El cansancio se siente más rápidamente a mayor altura, y éstos son
Nos levantamos relativamente temprano y desayunamos en la puerta, con dos chicos que eran nuestros vecinos. Mate va, mate viene (cerveza para algún resacoso…), partimos luego los cuatro del grupo estable al Paseo de los Colorados. Este camino comienza por el Cementerio de Purmamarca, también lugar pintoresco por las típicas flores artificiales de mil colores que colocan en las tumbas y porque se ubica en subida al cerro. Son unos
Tilcara – Jujuy
Tilcara fue nombrado así por los indígenas del mismo nombre que la habitaron, parte de los omaguacas, y que construyeron allí la fortaleza más importante del lugar. El pueblo se asienta a orillas del río Huasamayo (también se puede leer en algunas partes, Guasamayo). Desde 1593, se dieron al mismo tiempo la encomienda (a manos de Francisco de Argañaraz, fundador de San Salvador de Jujuy) y el cacicazgo (herederos de Viltipoco, cacique de los Omaguacas). En los últimos años, Tilcara se convirtió en centro turístico para gente de todo el país e incluso extranjeros.
Con la ventaja de haber visitado antes (al menos yo), nos dirigimos sin dudar al hospedaje Al fin llegamos. Allí, a más de
Nosotros no teníamos demasiado tiempo (pues el Pucará cierra sus puertas a las 18), pero a los pies del cerro funciona un museo (y hay quienes dicen que el de la ciudad de Tilcara, el Museo Arqueológico, es imperdible… no tuve el gusto aún, pero ya habrá momento) y también un jardín botánico de altura, con plantas típicas de la región del altiplano. Sí… cactus de todas formas, tamaños y colores… Para hacerlo con tiempo y no perdérselo.
Volvimos al hospedaje. Intenté dormir un ratito, después de unos mates, pero estaba tan extremadamente pasada de cansancio que no pude! Me mantuve acostada todo lo que aguanté. Pero no fue mucho. Minutos después me reactivé y salí a caminar por Tilcara con mi hermana. Pronto se hizo la hora de cenar y saciamos nuestro antojo de milanesas napolitanas con papas fritas, en una peña restaurant. Zarpados platos que desbordaban comida, nada económico… pero riquísimo! Paseamos después de comer un rato más, los chicos buscaban bar para cervecear un poco, se largó a llover, y yo me fui a dormir… Era más o menos la 1 de la mañana.