martes, marzo 11, 2008

VACACIONES: DIA 2

17 de Febrero
Purmamarca – Jujuy


Como era de esperarse, nos levantamos bastante tarde, desayunamos con la familia nuevamente y ya preparamos todo para emigrar y cambiar de provincia. Se agradece enormemente a ellos tanta amabilidad y hospitalidad con nosotras! Fue la calidez necesaria para comenzar nuestra recorrida.
Esperamos el micro 2 horas en la terminal, escuchando música y leyendo un poco. Después de un viajecito que nos dejó al ladito de la ruta a Purmamarca, comenzamos a patear los 3km que nos separaban del pueblo. En el camino cruzamos palabras con unos chicos, después con otros, paramos para sacarnos una foto con una hermosa cabrita bebé y al fin llegamos a Purma! Con esos colores de fondo, nos recibía…

Purmamarca significa, en aimara, “pueblo de tierra virgen”. Como un típico pueblo colonial pero que también conserva algo de prehispánico, sus casas se ubican en torno a la plaza e Iglesia (MHN, construida en 1648) y la mayoría de sus construcciones son del siglo XVIII, en adobe y sobre sus 2.192 m. sobre el nivel del mar. De todos modos, las calles se trazaron nuevamente en el siglo XIX y son las que se ven ahora rodeadas de colores en ese pueblito.
Una buena manera de buscar alojamiento en el Noroeste argentino, es caminar las plazas y calles aledañas. De hecho, así conseguimos el primero, cuando un señor en la plaza se nos acercó a preguntar si necesitábamos hospedaje. Obviamente le dijimos que sí y fuimos a ver el lugar. Una pieza muy bonita, casa de la Flia Tinte. De casualidad nos volvimos a cruzar a dos de los chicos del camino y como ellos también buscaban lugar para dormir, les dijimos que nos acompañaran y compartimos pieza.
Luego de ubicarnos, calentamos agua para el mate y los cuatro nos sentamos en la plaza, mientras bajaba el sol y comenzaba a refrescar. Con galletitas de por medio, acordamos seguir viajando juntos si a ellos les parecía bien nuestro “plan de vuelo”.
Más tarde volvimos al hospedaje, buscamos algo de abrigo y salimos en búsqueda de un lugar para cenar y en lo posible ver alguna banda o algo similar. Encontramos un bar a dos cuadras, llamado Don Heriberto, donde iba a tocar una banda. Con cerveza, vino, empanadas y tamales y humitas, participé del escenario y todo, junto a Angel y su hijo, y más tarde también canté con los Che Mandinga. Alrededor de las 2 a.m. nos fuimos a dormir.

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