viernes, marzo 14, 2008

VACACIONES: DIA 9

24 de Febrero
Uyuni – Bolivia

Que Uyuni es una ciudad ferroviaria, no escapa a la simple vista. Típicamente establecida en las cercanías de las vías del tren, la ciudad recuerda todos los días las glorias pasadas de principios del siglo XX. El tren llegó a territorio boliviano en 1899, en respuesta a una creciente necesidad de transporte rápido y eficaz, cuando tuvo su auge la minería. Un auge que duró muy poco, luego de lo cual el Estado siguió manejando los trenes, hasta su privatización. Las ciudades a sus costados, han perdido bastante de su anterior importancia, salvo la turística. Uyuni tiene el famoso salar, el más grande y el más alto del mundo. Pero la ciudad, si bien tiene la dejada apariencia fantasmal de un poblado ferroviario de antaño, tiene sus encantos… Un boulevard principal con mercado, Alcaldía y Reloj público, rodeados por los restaurantes y lugares más importantes para el turismo extranjero.

Me despierto. Se me seca la garganta y no puedo respirar. Esa fue la única razón por la cual me levanté temprano y no dormí hasta el mediodía. Miento. La otra razón era porque quería ver si podíamos hacer la excursión al Salar ese mismo día. Lamentablemente no fue posible, porque necesitábamos ser 7 personas para que la 4x4 saliera, y nos faltó quórum… y tampoco desayunar en el hostel, ya que teníamos que avisar la noche anterior para que lo prepararan.
Salimos a comprar galletitas y agua para unos mates de desayuno. Luego a pasear por Uyuni. En el camino nos volvimos a encontrar con unos chicos del tren, que buscaban hacer también la excursión al Salar. Coordinamos con ellos para el día siguiente y los confirmamos en la agencia. Todos juntos fuimos a almorzar a un restaurant que pronto se nos convertiría en hábito… Los spaghetti cuatro quesos estaban muy buenos.
A la tardecita, después de una mini siesta, caminamos todo Uyuni hasta el cementerio, enclavado en un paraje totalmente desolado, donde parecía terminar el paisaje como un escenario de una película. Al volver al hostel, sentí que había caminado extensos kilómetros y no sólo un par… El cansancio se siente más rápidamente a mayor altura, y éstos son 3.365 metros sobre el nivel del mar. Esperé la ducha y disfruté mis 10 minutos de agua caliente. Seguimos paseando. Al caer el sol nos encontramos con los chicos del desayuno en Purmamarca. Unas cuantas botellas de cerveza después (para mí un licuado de banana), partieron para seguir recorriendo Bolivia más al norte, mientras nosotros nos quedábamos. Luego de otro mini recorrido de calles, cenamos en un restaurant algo menos turístico, a dos cuadras del reloj, donde comí un rico sandwich de pollo. Minutos más de paseo y llamados por teléfono… Finalmente me volví al hostel a dormir.

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