jueves, abril 02, 2009

DIA 4: “LA” PLAYA

Nuevamente nos levantamos temprano, a las 7.30, y nos preparamos los sándwiches para la excursión del día. Desayunamos, preparamos el bolso y salimos a buscar un paseo que nos convenciera… y encontramos justo la que estábamos buscando: el paseo a Lopes Mendes.

Casi puntualmente a las 9.30 salimos en un barco (mucho más pequeño que el anterior), y luego de unos 45 minutos llegamos a Pouso, una playa desde la que había que caminar hasta llegar a Lopes Mendes (las olas son muy grandes aquí, por lo cual los barcos no pueden detenerse demasiado cerca). La trilha Pouso – Lopes Mendes es corta y relativamente fácil, diría que apta para todo público. En el camino vimos diversas plantas hermosas, mariposas gigantes y pequeñas, de varios colores, entre otros bichos menos agradables pero impresionantes también (arañas y hormigas, de inusitado tamaño). Después de aproximados 25 minutos (contando los demorados en sacar alguna foto) de caminata y extremo calor, llegamos…


Nos recibió una vista espectacular de una de las playas más lindas que vi en mi vida, una extensión imponente se abría ante nuestros ojos… Agua turquesa transparente, enormes olas y arena blanca y fina como si fuera harina. Muchas personas se dedicaban a surfear, pero de todos modos, no era una playa llena de gente… sino de miles de pequeños cangrejos amarillos que huían de la gente escondiéndose en sus agujeros, pero que salían después de un rato, como para espiar. A algunos pequeños temerarios pudimos fotografiarlos, con buen zoom para no asustarlos demasiado.

Nota: a modo de sugerencia, cuando fotografiemos animales en su ambiente natural, tratemos que sea desde lo más lejos que ellos decidan y sin flash para no molestarlos tanto. Además de provocar una desubicada e inconveniente invasión a la naturaleza, hay algunos animales que pueden llegar a reaccionar mal ante el flash o la presencia humana, por más acostumbrados a nosotros que estén. Respetemos el paraíso y conservémoslo para todos.

El mar es bastante más fresco que las aguas de playas más al norte de la isla, pero igual con el calor que hacía, nos metimos bastante. Nosotros elegimos una sombrita natural (algunos creo que alquilaban sombrillas) de algunos árboles frutales que no supimos qué eran, y descansamos allí hasta más o menos las 2 de la tarde. Almorzamos los sándwiches que habíamos llevado y compramos una coca a uno de los que vendían bebidas (entre otras cosas) ahí en la playa (se llevaban las heladeritas hasta allá).

No estuvimos mucho tiempo en la playa pues ya estábamos sufriendo mucho calor, y algún dolor de cabeza… No soy una persona que disfrute mucho de solamente “estar” en la arena bajo el sol porque me aburro un poco y sufro mucho calor; sí disfruto de bañarme en el mar, pero lo hago poco cuando las olas son fuertes y grandes. Por estas razones, después de un par de horas sentados entre los cangrejitos, juntamos nuestras cosas y remontamos la trilha hasta Pouso, esta vez con un paso mucho más tranquilo.

Podíamos regresar a Abraão en tres horarios diferentes, ya incluidos en el paseo, pero el primero de todos salía a las 15.30. A Pouso llegamos alrededor de las 14.30, así que teníamos tiempo para pasar allí. No nos metimos en el mar pues ahí paran muchos barcos y el agua queda con residuos, pero seguro que si caminábamos un poco encontrábamos algún lugar más lindo para bañarnos. De todos modos, apenas salimos de la trilha, un muchacho con un bote nos ofreció traslado, unos 150 metros, hasta un restaurante flotante. Aceptamos casi sin pensarlo dos veces, y subimos al botecito (con cangrejito incluido que nos miraba, asomándose por debajo de un tablón), que fue tirado a través de sogas y polea por el muchacho de la orilla. Para recuperarnos de tanto calor, tomamos unas cervezas bien heladas y comimos un pastel riquísimo de carne.

Luego de un rato nos recuperamos y volvimos a esperar en la orilla bajo un árbol, lleno de tillandsias. Nos devoraron las hormigas durante la espera, pero pronto llegó el barco del regreso. Fue una linda vuelta, fuimos sentados en la proa del barquito, acompañados por el músico del muelle de Abraão, que con su guitarra alegró la tarde con unos reggaes y sambas…

En la posada descansamos un poco, nos duchamos y salimos a pasear nuevamente por Abraão, comimos un pastel en el Lanchonete Aconchego. Muy ricos! Seguimos paseando y más tarde tomamos un helado mirando el mar, que compramos en un local pequeño frente al muelle. Lo venden por peso pero autoservice, es decir, uno elige el vasito, se sirve el helado, le pone por arriba lo que quiera (salsas varias, galletitas, crocantes, cerezas, chips de chocolate, etc.), lo lleva a pesar y paga (R$ 3.30 x 100 gramos). Dimos una vuelta más al pueblo, esta vez por otras callecitas, y nos sentamos un rato en un banco bajo un árbol.

Más tarde ya cenamos, volvimos a Pizzaria da Praia, tomamos unas cervezas, rabas y después unas riquísimas y heladas caipirinhas. También pedimos una piña colada, la más rica que hemos probado hasta ahora. Paseamos un poco por el muelle de noche, y a la vuelta hacia la posada, en un puesto sobre la calle, comimos unas brochettes de pollo con farola (R$ 3 c/u)… que compartimos con un par de perritos luego de que nos observaran largamente comer nuestros pinchos, con unos ojitos que no pudimos resistir… A duras penas pudimos evitar que nos siguieran hasta la posada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pau gracias por pasar por mi blog, me alegra que te haya gustado, tu blog tambien esta muy lindo!!! cuanto escribis!!! la debiste haber pasado genial!!!!

Saludos!!!

Naturalezzaaorchiid.