lunes, abril 06, 2009

DIA 5: CAMINATA A LA ARGENTINA

Esta vez nos levantamos un poco más tarde, a las 8. Para no perder la costumbre, desayunamos comiendo un poco de cada cosa, y más tarde nos preparamos para un día de caminata, llevando algunas provisiones y agua.

Hacia la izquierda de Abraão (izquierda mirando el mar), tomamos el camino que lleva al Circuito de Abraão y más adelante a la Cachoeira da Feticeira (“cascada de la hechicera”). A la entrada de la trilha ya nos moríamos de calor… Un señor que en la entrada juntaba hojas, nos explicó muy amablemente con un dibujo sobre la tierra, cómo tomar el camino hacia la Cachoeira, que aparentemente no era tan fácil como parecía. Creyendo que habíamos entendido algo de lo explicado, partimos.

A los pocos minutos de caminata llegamos a Poção, un bellísimo pozo natural de agua (calculo que procedente de la cascada, o de su misma fuente), en el que bañaban a los esclavos en tiempos antiguos. Ahí nos dimos un reparador chapuzón. El agua estaba helada pero hacía tanto calor que no nos importó.

Seguimos camino hacia el Acueducto. Muy pronto lo encontramos: una gran estructura de piedra, en gran parte cubierto por enredaderas. Digno escenario de cuentos.

A partir de allí, el camino hacia la Cachoeira comenzó a hacerse más difícil, pues había varias subidas que quitaban el aliento, sobre todo por el calor que hacía y la humedad agobiante. Luego de una hora y media de caminata, descubrimos que encontrar la cascada no era tan fácil como pensábamos. Después de una subida de aproximadamente 100 m pero muy empinada y a pleno sol, nos encontramos con dos o tres grupitos de personas (en su mayoría, argentinos) que tampoco daban con el camino correcto, ya que había varios caminos que parecían marcados pero no llevaban a la cascada. Como si eso fuera poco, escuchábamos ruido de agua… Cuando estábamos casi todos a punto de decidir dar media vuelta y tomar el camino a la playa, fuimos “rescatados” por un guía de otro grupo que pasaba por ahí. Muy amablemente nos fue guiando a nosotros también.

Finalmente, media hora después y luego de ser reagrupados como dos veces más por desviarnos del camino (cual ganado vacuno), llegamos a la bendita cascada. Sinceramente, para todo lo que nos había costado llegar hasta allí, no me pareció ni tan imponente ni tan linda… Intenté entrar al agua pero, a pesar del calor, estaba helada y la cantidad de personas que había y de piedras resbalosas en el fondo, me hicieron salir enseguida. Solamente nos refrescamos un poco. Comimos nuestros snacks mirando cómo algunas personas hacían rappel desde arriba de todo, y cómo otras se acercaban al pie donde caía el agua para sacarse alguna foto.

Nos fuimos de allí siguiendo al mismo guía que con su grupo iban hasta la playa Feticeira y luego tomaban un barco hacia Saco de Ceu. Nosotros los seguimos hasta la playa y ahí nos quedamos… esperando algún barquito que saliera hacia Abraão. Se podía volver a pie hasta la villa, pero eso significaba otra hora y 40 minutos más de subidas y bajadas, que no estaba segura de aguantar sin pasarlo mal. En la playita descansamos y nos refrescamos miles de veces en el mar, porque hacía mucho calor. Almorzamos unos sandwiches de atún y de pollo que vendían allí unas personas con sus heladeritas, unas cervezas, y también probamos el refresco helado de açai (frutal con algunos cereales y miel). Muy rico!

Alrededor de las 15.30 salimos de la playa en un barquito y muy pronto llegamos a Abraão. Compramos unos sandwiches en Pães & Cia, que llevamos hasta la posada y comimos allí. Más que deliciosos! Luego ducha y un poco de televisión, mientras afuera caía una lluvia que parecía no querer parar jamás. Vimos el Pájaro Loco en portugués, hasta que llegó la hora de la cena (20.00 hs), nos pusimos nuestros pilotines y salimos a comer. Fuimos a Dom Pepe (el restaurante de la posada del mismo nombre). Comimos una pizza entre los dos, mitad pollo con queso catupiry y la otra mitad con bacon, champignon y ajo. El grosor de la pizza es cercano al de una hoja canson, pero hay que decir a su favor que está condimentada a las mil maravillas, con cantidades generosas de cada ingrediente. Acompañamos con soda y más tarde una caipirinha rica pero a temperatura natural… Matadora.

Nos fuimos a la posada a dormir… Tal vez por el día difícil, me tocó tener una noche entrecortada, y se ve que la pizza no fue suficiente para mi estómago, ya que en plena madrugada tuve que atacar uno de los pancitos de nuestro frigobar.

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