De compras en Humahuaca
A pesar del sueño, nos levantamos temprano para terminar de
acomodar nuestras cosas, desayunar, pagarle a Neli e irnos. Cuando llegamos a
la mesa del desayuno se había cortado la luz, pero por suerte volvió enseguida.
Nos despedimos de Neli, le agradecimos mucho su calidez y atención, nos
prometimos seguir en contacto y salimos a tomar un taxi a Tilcara por última
vez.
Llegamos a la terminal apenas pasadas las 11 y
justo a tiempo para tomar el micro que estaba llegando. Antes del mediodía
estábamos pisando nuestra bonita y querida Humahuaca. Caminamos hasta el hostal
La Churita (Buenos Aires 456, http://posadalachurita.webege.com/), donde
tuvimos la suerte de conseguir la habitación con cama matrimonial, como el año
anterior.
Así nomás, acomodamos nuestras cosas y salimos
a dar una vuelta antes del almuerzo, pasando por la municipalidad, la plaza, y
la estación. Comimos en el restaurant Pinocho, en la misma cuadra de La
Churita. ¡Se come muy rico y por muy buen precio! Yo elegí un lomito Humahuaca (con papas fritas,
queso de cabra, huevo frito, arvejas y tomate), mi marido una costeleta de llama
con papas fritas. Después de comer, subimos al monumento (de algún modo había que bajar ese banquete bestial) y al bajar por las
escalinatas fuimos preguntando algunos precios de cosas. En un puesto de instrumentos
musicales, compramos un siku con notas sostenidas, una quena de caña (más apta
para mis dedos flacos) y unos libritos para aprender a tocar nuestros nuevos instrumentos.
Volvimos al hostal para descansar un ratito, y
más tarde salimos nuevamente a comprar los regalitos o recuerdos de rigor.
Pasamos casi toda la tarde afuera, volvimos al hostal a dejar las cosas y
ducharnos, previamente pasando por un café a tomar algo calentito. Pronto se
hizo la hora de cenar y salimos en busca de un lugar. Comimos en un lindo y
aparentemente viejo restaurant, El Portillo. Nos pedimos el menú del día:
empanada, guiso de quinoa y panqueque con dulce de leche de postre. Lo
acompañamos con una jarrita de vino de la casa. Comimos bien y todo estaba muy
rico.
Volvimos a dormir, pero los dos sufrimos un poco de
insomnio, ¡tal vez debido a tanta comida! A mí se me dormían un poco las extremidades y tuve que cambiar de
cama… Finalmente caí rendida de sueño alrededor de las 5 de la madrugada.
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