Arte, historia y botánica
Respetamos el horario de levantada del día anterior y
desayunamos tipo 8.30.
Después nos preparamos para ir a conocer Sumay Pacha, un pueblito mínimo entre
Maimará y Tilcara, a 3km. Fuimos por la ruta, aunque no es lo más recomendable
ya que en algunos sectores no existe la banquina y se vuelve un tanto peligroso.
Caminamos por San Pedrito, casi llegando a Sumay, pero allí tampoco hay
demasiado “camino”.
Sumay Pacha es un pueblo aún en construcción y
expansión, casi simplemente un puñado de casas arrojadas al pie de los cerros. Miramos
un poco, pero no recorrimos. Una camioneta bajó gente en el pueblo, y como
teníamos ganas de seguir hasta Tilcara pero no de seguir caminando, le
consultamos al conductor y por $2 c/u nos alcanzó hasta la entrada.
Tomamos
unos mates en la plaza, miramos un poco la feria de artesanos y luego visitamos
el museo del pintor José Antonio Terry en la esquina. Vimos las espectaculares
pinturas, realizadas en distintas partes del mundo y también en Tilcara, y
recorrimos el solar que alguna vez fue su casa, las enormes habitaciones, su
atelier en la terraza… También pudimos ver obras de otros artistas,
contemporáneos y locales. Nos gustó mucho todo, fue un lindo paseo.
Teníamos
algo de hambre, fuimos hasta la otra esquina en la misma cuadra frente a la
plaza, y entramos a la Peña de Carlitos. Comimos riquísimo! Unos papines con
queso de cabra, una humita, un tamal, y unas empanaditas de llama y de humita.
Tomamos una fresquísima cerveza.
Necesitábamos caminar un poco, así que fuimos para el lado del puente sobre el río Huasamayo… nos desviamos del camino y casi salimos a la ruta! Tuvimos que dar una gran vuelta y retomamos hacia el puente. Mal que me pese, es la segunda vez que me pierdo yendo hacia el puente. Hacía mucho calor y habíamos caminado tanto que cuando llegamos ya no podíamos estar más al sol, por lo cual bajamos al río, que en realidad era más un hilo de agua, nos refrescamos un poco la cara y nos tiramos a la sombra a descansar sobre cómodas rocas.
Necesitábamos caminar un poco, así que fuimos para el lado del puente sobre el río Huasamayo… nos desviamos del camino y casi salimos a la ruta! Tuvimos que dar una gran vuelta y retomamos hacia el puente. Mal que me pese, es la segunda vez que me pierdo yendo hacia el puente. Hacía mucho calor y habíamos caminado tanto que cuando llegamos ya no podíamos estar más al sol, por lo cual bajamos al río, que en realidad era más un hilo de agua, nos refrescamos un poco la cara y nos tiramos a la sombra a descansar sobre cómodas rocas.
Nos
pareció un despropósito estar tan cerca del Pukará (a 300m) y no visitarlo, así
que después de recuperar el aliento, nos levantamos y fuimos hacia allá.
Pagamos los $10 de entrada y lo recorrimos todo por completo, hasta la bajada a
los antiguos corrales y la vuelta por el cerro hasta la entrada.
Aprovechamos que ya estábamos allí y visitamos también el jardín botánico de altura, mirando todas las plantas de la región y sacando fotos.
Salimos de allí, completamente muertos de cansancio… y terminamos en el local de instrumentos musicales que está enfrente del Pukará, comprando una hermosísima quena de madera + libro + CD para aprender a tocar.
Aprovechamos que ya estábamos allí y visitamos también el jardín botánico de altura, mirando todas las plantas de la región y sacando fotos.
Salimos de allí, completamente muertos de cansancio… y terminamos en el local de instrumentos musicales que está enfrente del Pukará, comprando una hermosísima quena de madera + libro + CD para aprender a tocar.
Finalmente
remontamos con mucho esfuerzo el camino hasta Tilcara, para tomar en un
cafecito un capuchino con algo para comer y así recuperar algo de fuerzas. No
podíamos más!! Regresamos a Maimará en un taxi compartido ($3 c/u).
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