miércoles, mayo 02, 2007

Paseando por la Feria del Libro

Fui de paseo a la Feria del Libro. Cada año que voy olvido sistemáticamente la vez anterior y recuerdo aquellas ferias de cuando era más chica y me llevaba mi mamá, de la manito con mis hermanas. Esta vez fui con un amigo y nos tomamos nuestro tiempo para todo en pleno "domingo de rehabilitación" (sueño, resaca, tos o resfrío, cada uno sabrá...). Sin embargo, las 3 horas que tardamos en abombarnos y marearnos ahí adentro, no fueron suficientes para recorrerla. De hecho, creo que hasta nos quedó un pabellón entero sin ver. Si uno lo razona, no es tan impresionante, la Feria del Libro se precia de ser cada año más grande... hasta que en algún tiempo nos den pases por 2 días, que incluyan habitaciones para pasar la noche en el mismo sitio. Si esta vez hasta incluía una manga como de cancha de fútbol para pasar del hall central a los pabellones plagados de stands (yo que venía de haberme quedado varada en un vagón de subte media hora, cuando el viaje desde mi casa demora escasos 15 minutos, estaba feliz de ver otro túnel, por supuesto)... Y dije cancha para no hacer mención de las vacas a las que recordé cuando pasábamos por ahí. Obvio, si estábamos en la Rural!
Lo cierto es que a pesar de este tipo de detalles menores y de los tropiezos (sí, literalmente... algún que otro niño, alfombra, escalón, incluso paredes de stand) del comienzo, el paseo por la feria fue espectacular y tuve ocasión de leer, pensar y admirar muchas cosas. Hubo libros obviamente, comics, posters, fotos, música, videos... Aunque dejé la feria con menos bolsas que otras veces, menos revistas, folletos y señaladores, me llevé una linda tarde compartida de todas esas cosas bonitas y felices que tienen muy pocos de mis domingos.
No recuerdo que haya sido así otras veces, pero quizás no tengo muy buena memoria (bueno, quizás no, definitivamente) y no haré justicia con mi comentario, pero me pareció que las editoriales no ofrecían tantas promociones, o bien éstas no eran tan buenas, o bien los libros estaban al mismo precio que en todos los demás puntos de venta y yo cada vez tengo menos liquidez. Por eso también, aunque me quedaron un par pendientes, no me compré más que dos libros: uno para mí y el otro para regalar a mi santa madre, que pagué mientras los empleados guardaban los libros, cerraban los stands y la "voz en off" anunciaba el fin de la fiesta, que tan bien había amenazado dos veces cada 5 minutos durante el último cuarto de hora.
Llego a casa, habiendo pasado por una pizza con mi amigo, me reciben: "A ver qué te compraste?"; "Eso solo? Con dos bolsas te viniste nomás?"; "A vos sola se te ocurre ir a las 6 de la tarde"; "Ah, pero yo me volvía con las manos y la cartera llena de papeles y folletos y revistas... vos no trajiste nada!"; "Y eso para quién es? A mí no me compraste nada? Me hubieras traído una pavada..."; "Ah, qué bueno el que te trajiste para vos... no me lo regalás?"
Pequeñas anécdotas de la vida familiar...

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