Sábado 08/01/11
Sergio y yo,
nos encontramos en Retiro con Maru, listos para subirnos al micro que nos
llevaría hasta la ciudad de Formosa.
Fue un viaje
agotador, de más de 16 horas, en las cuales tuvimos mil demoras esperando gente
en distintas terminales de la provincia de Buenos Aires. El micro (de la
empresa Itatí) estaba bastante descuidado, sucio y no todos los asientos podían
reclinarse. Por suerte, pudimos dormir bastante.
Domingo
09/01/11
En medio de un
calor agobiante, llegamos a Formosa e inmediatamente buscamos un hospedaje
económico para dormir esa noche. Encontramos uno relativamente cerca de la
terminal y reservamos dos habitaciones triples con baño privado, ya que esa
noche llegaban los otros chicos, las Merys y Fede, que viajaban en camión con
Mauro, el chofer. Era una casita familiar con unas 4 o 5 habitaciones, con
horno para cocinar y aire acondicionado en cada habitación. Nos dimos una
renovadora ducha y salimos a pasear por la ciudad y encontrar dónde comer.
Caminamos unas 30 cuadras, compramos pan y fiambre para hacer sandwiches y nos
fuimos a sentar al boulevar, donde un perro simpático nos hizo compañía, le
convidamos algo de comida pero parecía que no tenía hambre.
Más tarde
volvimos a salir para el mismo lugar. En una carnicería que estaba cerrada, nos
saludó un gatito bebé que se trepaba a la reja desesperado por mimos. Compramos
comida para cocinar esa noche, cuando llegaran los chicos y volvimos al
hospedaje.
Descansamos un
poco y por tercera vez en el día, salimos a caminar, esta vez caminamos un poco
más, llegamos a las plazas principales, feria artesanal y la costanera. Había
mucha gente paseando.
Al volver al
hospedaje nos comunicamos con los chicos, que todavía les faltaba un buen
trecho, y después de un rato de descansar, nos pusimos a hacer unas pizzas y
poner una mesita en la vereda para comer después.
Los chicos
llegaron finalmente, tarde, con hambre, sueño y pasados de cansancio, después
de las 24 horas de viaje en camión. Cenamos mientras nos contaban el viaje,
comimos chocolate de postre y al fin, a dormir con el aire acondicionado.
Nos levantamos
bien temprano, porque teníamos que encontrarnos con Mauro en la salida de la
ciudad, quien nos alcanzaría hasta el punto en que Ramona, la directora de la
escuela de Colonia Ituzaingó, nos levantaría con cajas y equipaje para
llevarnos al Centro de Salud.
A eso de las 10
de la mañana llegamos a Colonia Ituzaingó, descargamos las cajas en el Centro
de Salud, y nos dispusimos a abrir las dos viviendas (una es el Centro de Salud
propiamente dicho y la otra, la casa para la enfermera o el médico), cerrar
todas las ventanas y desinsectizarlas con Deltafog. El producto requería 2
horas de todo cerrado y luego 2 horas más ventilando.
Según el estado
de las casas (en especial de la cocina y el baño), elegimos el Centro de Salud
como nuestro nuevo hogar. Mientras esperábamos las horas del veneno, fuimos a
ver el patio trasero y los pozos de agua, también echamos otro insecticida,
X-Fin, en la parte de afuera de las viviendas, para intentar eliminar al menos
algunos centenares de hormigas. En el medio de nuestra actividad y espera, nos
vino a buscar Ramona para invitarnos a almorzar en la escuela, que funciona
todo el año como comedor para los chicos que lo necesiten.
A la vuelta,
todavía faltaban un par de horas para poder entrar a nuestra casa y ponerla
habitable. Mientras tanto, nos dedicamos a limpiar los patios internos para
poder acomodar nuestras cosas.
Una vez que
pudimos entrar, comenzamos a limpiar el Centro de Salud de punta a punta y los
muebles que había ahí, sacando agua del pozo con un balde (agua no potable, ya
que habían estado destapados por mucho tiempo), y haciendo algún recreo para
tomar mate y gaseosas o jugar al carnaval para refrescarnos, con unas
pistolitas de agua que Fede había traído.
En un momento,
descubrimos que nos habían invadido el jardín (o pastizal, mejor dicho) un
montón de chivos! Se fueron después de un rato. Poco antes de las 7 de la
tarde, se largó a llover con toda, y hubo que acomodar rápidamente las cajas y
mochilas que teníamos afuera, en los patios internos. Aprovechamos también el
agua de lluvia para enjuagar algunos muebles que quedaban, e incluso las Merys
se lavaron la cabeza bajo uno de los chorros de agua que caían del techo.
Después de
instalarnos, e improvisar un mosquitero con tul y cinta en la ventana, nos
dormimos pasada la medianoche, con las chicharras golpeándose contra las
ventanas.
Martes 11/01/11
Día de
jardinería y plomería. De a poco fuimos desmalezando y poniendo prolija la
entrada, limpiamos la vereda lo más posible. También vinieron unos chicos con
unos machetes, que tiraron abajo 2 plantas de atrás que bloqueaban los pasos.
Pili, un señor
que tenía una motoguadaña se ofreció a cortar el pasto del frente, junto con un
grupito que trabajaba con él.
Después de
enterarnos que la manguera negra que salía de la tierra traía agua potable,
intentamos subirla al tanque de agua del techo, usando unos caños de pvc que
habíamos sacado del fondo, bolsas de plástico y cinta aisladora. Finalmente,
después de pasar lindo calor en el techo de chapa, las Merys lo lograron.
También intentamos arreglar las canillas del baño, pero con eso no tuvimos
tanta suerte… El bidet parecía una fuente de una plaza, hubo que llenarlo de
tapones, y al último que se bañó ese día le salió volando el tapón de sidra que
habíamos usado para el agujero de la ducha.
Ese día, a las
18, hubo misa en la capilla y nos invitaron. Mery fue en representación de
todos, mientras seguíamos trabajando, y en la ceremonia nos dieron la
bienvenida y agradecieron que estuviéramos ahí.
Mery y yo
pasamos por lo de Roberta, a compartir unos tererés, conocer todas las plantas
que tenía al fondo y ver las ropitas que había hecho últimamente. También nos
llevamos unos gajitos de una planta muy linda, para intentar hacer unos
plantines en el Centro de Salud. Y eso fue lo que hicimos, apenas volvimos.
Hizo muchísimo
calor durante todo el día, al mediodía sacamos el ventilador al patio, mientras
comíamos. Limpiamos la habitación que nos faltaba del Centro de Salud y también
la vivienda. Sacamos toneladas de basura, nidos con larvas secas de vaya uno a
saber qué y mil cosas viejas que no servían para nada.
El equipo
motorizado volvió ese día, los invitamos a almorzar, no comieron nada pero sí
tomaron algo y Pili se quedó con nosotros un buen rato. Cuando se fue nos
quedamos prácticamente tirados en el mismo lugar. Era tal el calor que sólo
podíamos quedarnos a la sombra y quietos. Hubo que descansar bastante hasta que
bajara un poco el sol.
Tuvimos a los
pollos de Mimí (del almacén de enfrente) de infiltrados en la vivienda. Hicimos
un locutorio móvil, colgando un balde del techo de un patio, para que los
celulares quedaran suspendidos donde había algo de señal.
También nos
dedicamos a sacar todas las baldosas rotas de la vereda y limpiarla de pasto
(había 2 líneas de baldosas totalmente tapadas por el pasto crecido sobre
ellas).
Además de
empezar a cortar el pasto del fondo y sacar los troncos que quedaban de las
plantas macheteadas, el equipo de la motoguadaña, prendió un fogón a la tarde
para quemar la basura. Mientras se quemaba todo, tomábamos unos frescos tererés
con ellos, al son de las frenéticas chicharras.
Jueves 13/01/11
Sergio se animó
con la garrafa de la cocina y logró que tuviéramos gas en el anafe para poder
cocinar! Ese mediodía pudimos calentarnos los rejuntes que veníamos acumulando
de las comidas de Ramona.
A la tarde
continuamos sacando maleza, sobre todo de la parte de atrás, de donde también
sacamos unos cuantos ladrillos enteros que luego usamos para hacer un nuevo
piso, en el barrizal que nos había quedado en la entrada.
Viernes
14/01/11
Amaneció un día
de calor infernal… sin exagerar. Los chicos habían organizado para ir a una
fiesta que se organizaba en un pueblo vecino, en el camión con Mimí. Sergio y
yo nos quedamos, pues yo tenía la presión por el suelo, o más abajo. Después de
pasar horas tirados en los colchones con el ventilador apuntándonos, de repente,
nos quedamos sin ventilador! Se había cortado la luz! L El cielo estaba negro,
muy negro… y poco después del mediodía, se largó a llover. Diluvió un buen
rato, y hasta granizó!
Más tarde,
cuando ya el cielo se despejaba, salimos a dar una vuelta, nos embarramos
bastante y al ratito de volver, nos visitó Pato, que traía unos panes caseros y
un termo con agua caliente para tomar unos amargos con nosotros. J Con él
salimos nuevamente y fuimos hasta el puente desvencijado y todo roto. Un
peligro. Volvimos al centro a seguir tomando mates y llegaron los chicos de la
fiesta… convertidos en una fiesta de barro hasta las rodillas! Por lo menos se
habían divertido! Esa noche, comimos una picadita en la cocina, más tarde
vinieron los de siempre a compartir unas cervezas y un poco de música.
Sábado 15/01/11
Nuestro último
día en Formosa… Sergio y yo volvíamos a Buenos Aires. Fuimos a almorzar a lo de
Ramona, y su marido nos alcanzó después hasta Laishi, con unos riquísimos
sandwiches de milanesa que Ramona nos había preparado para el micro.
En Laishi nos
tomamos un remis, tuvimos que esperar un rato sentados en sillas en la vereda,
pues el chofer estaba terminando su siesta. Levantamos por el camino una pareja
más y finalmente nos pusimos en camino a Formosa capital.
Otro micro de
la misma cochina empresa nos aguardaba, donde hasta pasar todo chaco no
funcionó el aire acondicionado, así como también otras 17 horas aproximadas de
viaje a la gran ciudad.
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