Después de trasladarla un par de veces, en una caja de cartón, en una tarde muy fría (esperé que no lo hubiera sufrido demasiado), llegó a mi hogar. Había estado pensando un nombre para ella todo el día, algo que sonara hermoso, sutil como ella... En el ascensor me vino a la cabeza, la curiosa y delicada forma de un estilo de poesía japonesa, y la llamé Haiku. Creo que le gustó, acorde a lo curiosa y delicada que es ella misma también.
Ahora me dedicaré a hacer malabares con la temperatura del ambiente, la humedad, la luz... Todo por que ella resista a tanto cambio de lugar, a tanto stress de traslado. A la mañana siguiente me premió con la apertura de un pimpollo, que en estos momentos ya es una flor hecha y derecha...
Anoche la dejé sola, y hoy casi no puedo esperar a verla y enterarme de cómo está, cómo siguen sus hojas, sus raíces, sus hermosas flores... Ha decorado todo mi ambiente con sus colores y su alegría, yo no puedo más que intentar devolverle la belleza con cuidados y atención... Qué planta hermosa!*
*Orquídea Phalaenopsis